Inventando a Anna
Anna Sorokin, bajo el nombre de Anna Delvey, vivía en hoteles cinco estrellas, vestía ropa de diseñadores de alta costura, asistía a fiestas exclusivas, viajaba en aviones privados y daba generosas propinas de US$100. Su historia es narrada en nueva serie de Netflix.
Se presentaba ante el mundo como Anna Delvey, la heredera alemana de una fortuna estimada en unos US$67 millones. Delvey vivía en hoteles cinco estrellas, vestía ropa de diseñadores de alta costura, asistía a fiestas exclusivas, viajaba en aviones privados y daba generosas propinas de US$100. Sus credenciales pronto le ganaron un lugar entre la alta sociedad de Nueva York (Estados Unidos). El único problema es que Anna Delvey nunca existió realmente. Su verdadero nombre era Anna Sorokin, una estafadora de nacionalidad germano-rusa nacida en 1991, cuya increíble historia hoy inspira “Inventando a Anna”, la nueva serie de Shonda Rhimes para Netflix que protagoniza Julia Garner.
“La supuesta conducta criminal de esta acusada osciló desde cometer fraudes con cheques hasta robo de préstamos por montos superiores a los US$100.000 e incluyó complots que resultaron en unas vacaciones gratis en Marruecos y viajes en aviones privados”, dijo Cyrus Vance, el fiscal de distrito de Manhattan, cuando presentó los primeros cargos en su contra en octubre de 2017.
Aviones privados y viajes de lujo
“Esto no es un desfile de moda”
A la pantalla
Entre noviembre de 2016 y agosto de 2017, Sorokin no solamente estafó a hoteles, bancos y negocios sino también a amigos, de acuerdo con la Fiscalía.
Ella se sentía cómoda en el mundo de la moda y de las bellas artes y afirmaba tener planes para crear un club de artes privado, que se iba a llamar la Fundación Anna Delvey.
Era muy activa en Instagram, donde todavía hay registro de su vida de lujos.
Sorokin afirmaba que necesitaba pedir dinero prestado, alegando que había obstáculos burocráticos que no le permitían mover su fortuna de Europa a Estados Unidos.
En noviembre de 2016, presentó documentos falsos -incluyendo estados de cuenta bancarios- para solicitar un crédito por US$22 millones para abrir su club de artes en Manhattan.
La solicitud fue denegada pero, de todas formas, recibió un adelanto por US$100.000.
De acuerdo con los fiscales que investigaron su caso, Sorokin usaba cheques sin fondo para mover el dinero entre cuentas en distintos bancos y retiraba los fondos antes de que los cheques rebotaran.
La Fiscalía la acusó de usar fondos fraudulentos para pagar una cuenta por US$30.000 en un hotel en Soho, una zona de moda en Nueva York. También se la señaló por alquilar un avión privado y nunca pagar la factura de US$35.000.
Una de sus víctimas, Rachel Williams, le dijo a la publicación “New York Magazine” que había sido invitada por Sorokin en un viaje con todos los gastos pagados a Marruecos. Cuando la tarjeta de crédito de la falsa heredera fue rechazada, ella le pidió a su amiga que pagara la cuenta, prometiendo devolverle el dinero.
El viaje incluyó el alquiler de una villa de lujo con piscina y un mayordomo privado durante seis noches. Williams nunca recuperó los US$62.000 que pagó.
Sorokin usó el dinero estafado para comprar costosa ropa de diseñadores, para sesiones de entrenamiento personal y para su lujoso estilo de vida, según la Fiscalía.
Pero su abogado defensor, Todd Spodek, le dijo al jurado que su cliente nunca tuvo la intención de robar el dinero de nadie. Él afirma que Sorokin solamente intentaba ganar tiempo hasta poder poner en marcha un negocio exitoso para pagar todas sus deudas.
Durante su juicio, hubo un detalle que captó la atención de los periodistas y que también se retrata en “Inventando a Anna”, de Netflix: el alto costo de la ropa de la acusada, que incluía marcas lujosas como Yves Saint Laurent y Miu Miu.
Según algunas fuentes, Sorokin tienía su propio estilista y en dos ocasiones fue amonestada por llegar tarde al juicio, luego de negarse a vestir las ropas que recibió para ir al tribunal alegando que no estaban a la altura de sus estándares.
“Esto no es un desfile de moda”, dijo molesta la jueza Diane Kiesel en una de esas ocasiones, cuando Sorokin finalmente llegó a la sala. “Esta es la última vez que estamos jugando con la ropa”.
La historia de Delvey es tan escandalosa que dos series de televisión retratarán su historia, ambas a cargo de reconocidas figuras para compañías millonarias.
Por un lado, Shonda Rhimes, cuya compañía ha estado a cargo de series como “Grey’s Anatomy” , “Scandal” y “How to Get Away with Murder”, produjo la serie que se estrenó en febrero del 2022 en Netflix.
Po otro lado, la actriz Lena Dunham, famosa por la serie “Girls”, está trabajando en una adaptación de la historia, presumiblemente para la cadena HBO, titulada: “Anna Delvey, princesa alemana”, basada en el libro de Rachel Williams, mientras que la de Rhimes se basa en el artículo de la periodista Jessica Presler y en entrevistas con Anna Sorokin, quien poco antes del estreno de la serie dijo no estar interesada en verla.
Sorokin fue condenada a cumplir entre 4 y 12 años de cárcel por estafa pero quedó libre en febrero del 2021 por buena conducta. Sin embargo, en marzo de ese año fue detenida nuevamente por continuar en los Estados Unidos con una visa vencida. Actualmente está bajo custodia del ICE y está en un centro en Nueva Jersey en espera de ser deportada.
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